Cuando te vi agarrar ese cuerpo infantil desatinado
supe que toda la furia estallaría
de un momento a otro a través de tus
manos
y que el tiempo que llevabas encima
como se lleva un mar encrespado en la memoria
duraría
hasta que la piel estallase
y tus ojos se detuvieran
como un arma ante mí
inexacta y decidida
con un solo fin:
envolver ese agente extraño
lleno de condensaciones
en tu desprecio
y deshacerlo
con tus ojos desorbitados llenos de tiempo
bajo ese terror
infinito
desde siempre
y a partir de ese momento.