sábado, 23 de mayo de 2009

Lucrecio

Oscilo. He derribado la física. Las especies se han ilusionado con este fulgor. Pasar de un estado a otro sin la evidente metamorfosis. Un milagro. De la euforia, de la fuerza titánica, a la perplejidad más grande, al grado cero de lo soportable. Sin embargo, de alguna manera intrigante e irreconocible a mi neurosis, surge este amor orgánico, vetusto, más fuerte que cualquier sótano, y... resisto, y sigo aún en la falta..., con tus faltas. Y no pienso ceder. 
Ya despertará. En algún momento despertará. Será el estertor de las fieras, los enjambres inoculados y la geometría impredecible.