jueves, 17 de septiembre de 2009

Los demonios

No son las convicciones
las que perduran, son los agenciamientos
bajo el tamiz de nuestras técnicas
las que continuarán, en un acto caprichoso
de una repetición
pasmosa, el desplazamiento
de los sedimentos
en el espacio, de una casa a otra
de un trabajo a otro,
como excusa, creada
logicamente de la naturaleza,
para no perder
el hilo de la conversación. Es el sueño
en el que insistimos extemporáneo
en lo salvaje.

viernes, 28 de agosto de 2009

El resplandor

El desayuno estaba listo. En el cuarto su cuerpo trababa la puerta. Con un leve esfuerzo fue suficiente y el cuerpo terminó de completarse. La insistencia llevó una de sus manos hasta la pata de la cama. Las caderas cubrían un bulto de ropa sucia y desde ese ángulo de la habitación las sombras de las piernas alcanzaban los vidrios rotos, la cortina caída, el vestido de anoche y la foto de Baltimore, que asustado observaba desde el placard, con ganas de jugar, los pigmentos de sangre, la mandíbula desencajada y la sien, explícita y absoluta. El sol inundaba sus omóplatos. El café se enfriaba y los pájaros se habían amontonado sobre un cable, como testigos inoperantes, de esa inoperancia. Salí a comprar trapos para limpiar ese Pollock barato. Uno de los pájaros me siguió, y esperó, intuyendo la diversidad de ese montaje natural. Al volver recordé que el día anterior habían cortado el agua. Puse los trapos sobre esa alfombra del arte moderno y de vuelta en la cocina terminé mi café. Al mediodía, tenía cuentas por resolver.

jueves, 23 de julio de 2009

La insolencia arrebatada

Perfecto día. Sólo cuido de esta avaricia de todo y de nada. Sólo persisto en este andar inaugural, inaudito y colérico.

jueves, 16 de julio de 2009

Una correspondencia

Se lo ve feliz. Enmarañado en lo que por delante se le muestra. Allí está su hijo, pequeño mundo desdoblado y sigiloso. Juegan con una pelota sobre la piedra mientras sobre sus rostros construyen sus risas, propias de una correspondencia casi invencible. A sus lados otros hacen lo mismo. Y las pelotas se cruzan y se mezclan, y ellos las devuelven sin ninguna palabra, esperando volver a su ensimismamiento anterior. Juegan y repiten el juego hasta que la pelota se escapa más allá de sus tierras, y el niño decide perderse en ese magma que la pelota había encontrado al ir y venir, sobre un banco, con las hojas por delante, bajo el efecto de unos remolinos inventados por el viento, con el rostro acariciado, endemoniado y poseso. El padre saca fotos. Quiere detener ese monumental congelamiento.

miércoles, 15 de julio de 2009

Comunidad


Comunidad, tierra, suelo, pertenencia, estaciones de transbordo, torrentes humanos; las palabras se acumulan sin un punto fijo: puntos de confluencia provisionales, espacios de paso en los que la forma arquitectónica no tiene lugar y que sirven como ámbito de encuentros efímeros y flujo de mercancías. La plaza de arena o el mercado, que antes servían para el abastecimiento del hogar, se han convertido en el hogar mismo, el hogar de la mercancía, punto de anclaje de las corrientes humanas, en estructuras provisionales en que miles de seres humanos intercambian una palabra por otra: el hogar por el objeto; canjean el contenido del espacio físico por la inestabilidad del espacio de cambio.

martes, 14 de julio de 2009

en las alturas

Patria, absurdo,
las tradiciones utilizan
continuamente las mismas palabras, giros, triunfalismos: desarrollo de vuestras familias, de vuestras personas, connacionales: Estado nacional, gramática nacional, salud nacional, válvula de escape nacional, paraíso nacional, himno nacional, traición nacional, fiesta nacional, etc.,

sábado, 23 de mayo de 2009

Lucrecio

Oscilo. He derribado la física. Las especies se han ilusionado con este fulgor. Pasar de un estado a otro sin la evidente metamorfosis. Un milagro. De la euforia, de la fuerza titánica, a la perplejidad más grande, al grado cero de lo soportable. Sin embargo, de alguna manera intrigante e irreconocible a mi neurosis, surge este amor orgánico, vetusto, más fuerte que cualquier sótano, y... resisto, y sigo aún en la falta..., con tus faltas. Y no pienso ceder. 
Ya despertará. En algún momento despertará. Será el estertor de las fieras, los enjambres inoculados y la geometría impredecible.