viernes, 25 de marzo de 2011

Amar en la imagen

Las patrullas sentimentales, desmedidas, alentadas por una convicción exquisita en los alcances de su capacidad escénica, transcriben, por influencia de sus técnicas corporales, un lenguaje de insuficiencias constitutivas en un cuidadoso dispositivo regulado por la lógica de la amabilidad y la suspensión de la diferencia. La fe en la univocidad del sujeto amoroso hace posible esta desviación al confundir la imagen con un cuerpo, o mejor dicho, al desplazar un fragmento de imagen con un fragmento de cuerpo.

Oxímoron

La identidad no es
la que escribe, es la exclusión
con la que los huesos hacen
una geografía y perforan
la imagen
política, práctica del brusco,
extraviado entramado social.
Las circunstancias de estas palabras, pertenecen
al dominio de la violencia
biográfica,
mapa de pretensiones, propias
del arcaico miedo
al abandono, justo
donde la famosa
puesta en escena de quienes pretenden
saber decir,
en su reflejo yo
no, he asesinado,
no se ve afectada
por el desierto de la palabra
extinción.

Sobre las cuidadas intromisiones

En este caso no hablo de medida, sino del sueño y las variaciones de lo arbitrario, de la disección cautelosa y diminutiva de cualquier gesto extraño y esquivo a la clasificación, que bajo el afecto de lo cotidiano, la esfera de lo político actualiza como norma saturándolo de sentido en la esfera de lo privado.