Maliki lo ha vuelto a hacer –exponiéndose
al ridículo-, al negarse
a
dimitir
a pesar -junto a los cuerpos-
de las repetidas
pruebas -los fragmentos-
de que es totalmente incapaz
de sacar al país adelante. La acusación
estaba preparada ya a la medida
y un funcionario del ministerio
del interior se encargó de vociferarla culpando
a al-Qaeda y a los seguidores del ex
presidente Saddam Hussein