domingo, 3 de enero de 2010

Desván

Quiero desmoronarme hace tiempo
pero las obligaciones del día 
no me lo permiten leía, 
mientras lavaba 
después de haber recalentado las sobras 
de ayer, 
los platos y las heridas
en un libro caído a causa de la golpiza fenomenal
de anoche, casi siempre,
sobre el único
juguete
que conservé
de mi hijo, después 
de despedirme de él, como recuerdo
en la estación de ómnibus, con la cuenta teléfonica 
en la mano, hace hoy justamente  
un año, sin saber 
cómo pagar.

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